En Enfermería en Vena estamos conociendo a las EIR que acaban de comenzar la residencia en el Servicio Riojano de Salud, una etapa formativa de dos años que las convertirá en enfermeras especialistas.

Henar López Yenes es residente de primer año de la especialidad Obstétrico-Ginecológica (matrona).

P. ¿Experiencia profesional previa?

R. Acabé la carrera en junio de 2020, he trabajado durante estos 5 años en distintos servicios de Osakidetza; en la planta de medicina interna (donde he trabajado más de dos años y medio), en el hospital de día MQ (un año), en el hospital de día de oncología pediátrica…

P. ¿Qué expectativas tenías sobre los servicios e instalaciones de La Rioja y el Hospital San Pedro?

R. No tenía grandes expectativas puesto que no lo conocía. De lo que conozco hasta ahora me ha sorprendido que las habitaciones sean individuales y que las instalaciones se ven bastante nuevas.

P. ¿Cómo está siendo proceso de adaptación en el SERIS?

R. Está siendo progresivo. El integrar el rol de residente y salir de mi zona de confort tras haber trabajado durante tanto tiempo no es fácil. Siento que, en parte, he perdido bastante de la autonomía que tenía adquirida como enfermera ya que esta especialidad, pese a compartir una base común con la enfermería, es muy distinta y compleja, todo es nuevo y desconocido.

P. ¿Dónde o en qué servicio has empezado?

R. En urgencias obstétrico-ginecológicas.

P.  ¿Te sientes una privilegiada por haber podido elegir esta especialidad tan demandada entre los EIR?

R. Sí, me siento muy afortunada de haber podido elegirla y poder formarme en esta especialidad.

«Me parece muy interesante todo el trabajo que podemos abordar en el postparto, la lactancia materna y el papel que tenemos a nivel de prevención primaria»

P.  Se dice que esta especialidad es muy vocacional y que ese es el principal motivo por el que es tan deseada. ¿La elegiste por vocación?

R.  Yo tuve muy claro desde pequeña que quería ser enfermera, lo de ser matrona es algo que vino después. Durante el segundo año del grado en mi universidad se impartió enfermería maternal, fue una asignatura que me enganchó mucho, me gustaba estudiarla (cosa que no me pasaba con todas las asignaturas) y siempre quería saber más. A partir de ese momento empecé a tener en la cabeza la idea de hacer la especialidad. Durante el último año de carrera empecé a prepararme mientras acababa el TFG, con prácticas y con la pandemia de por medio. No fue un año fácil ni a nivel personal ni a nivel laboral con ola de covid-19 tras ola. Ese año no salió: saqué la plaza pero no me llegó para matrona y la rechacé. Durante un tiempo me sentí bastante frustrada por no haberlo conseguido. Seguí trabajando como enfermera y volví a conectar con la profesión y me di cuenta de que había tenido muy idealizado lo de ser matrona. Durante un tiempo dejé lo de ser matrona de lado ya que realmente era muy feliz siendo enfermera, aunque es verdad que de vez en cuando me volvía el pensamiento intrusivo de conseguirlo y de poder estar donde hoy estoy.

Hubo un punto de inflexión durante los primeros meses de 2024. En ese momento yo trabajaba en medicina interna y fueron meses en los que me toco acompañar a muchos pacientes en los últimos momentos de su vida. Y ante tanta muerte, dolor, sedación, agonía y tristeza, la idea de poder acompañar a traer vida y no en la muerte me pareció tan gratificante y me hizo tan tan feliz, que supe que ese año sí,  lo iba a conseguir y así fue.

«Siempre he defendido que no valemos para todo; no puede ser que un día estés en una UCI de neonatos y al día siguiente en una planta de digestivo»

P.  ¿Qué aspectos de esta especialidad te resultan más atractivos o importantes?

R. Lo que más me gusta radica fundamentalmente en estar especializada y en estarlo en este campo. Siempre he defendido que no valemos para todo; no puede ser que un día estés en una UCI de neonatos y al día siguiente en una planta de digestivo, por ejemplo.

El futuro de la enfermería está en la especialización y para ello se deberían de crear más especialidades y reconocer las que ya tenemos. Dejando esto de lado y centrándome en mi especialidad, el estar tan especializada en un campo tan concreto le da a la matrona una autonomía que como enfermeras no tenemos. En nuestro caso acompañamos a la mujer en todo su ciclo vital, desde la menarquía hasta la menopausia y esto permite que a la hora de tomar decisiones y de valorar a una paciente tengamos una visión mucho más global e integral.

A día de hoy es la única especialidad reconocida y con bolsa específica en todo el territorio español, los contratos laborales después de la residencia son mejores y en la gran mayoría de los paritorios se realizan turnos de 12 horas, por lo que me parece que el poder compatibilizar con la vida fuera del hospital es más sencillo. La vocación es importante e innegable, pero si además de eso podemos tener una mejor calidad de vida, mejor que mejor.

P. ¿Dónde te gustaría trabajar en el futuro? ¿Hospital, Atención Primaria, investigación, docencia?

 R. A día de hoy cuando acabe la residencia me gustaría trabajar en el paritorio. Veo la Atención Primaria como una salida muy atractiva, pero para más adelante. Me parece muy interesante todo el trabajo que podemos abordar en el postparto, la lactancia materna y el papel que tenemos a nivel de prevención primaria.

P.  ¿Te planteas seguir formándote o incluso especializarte más adelante en otra área?

R. Me gustaría seguir formándome, pero dentro de la especialidad. A día de hoy no me veo realizando otra especialidad.

P. ¿Qué es lo mejor y lo peor de la especialidad?

R. Lo mejor, todo lo comentado arriba, me siento muy privilegiada de poder acompañar en un momento tan importante y significativo como es el nacimiento de un hijo, el ser partícipe de lo que el cuerpo de la mujer es capaz y el poder acompañar en las diferentes fases del ciclo vital a estas mujeres.

Lo peor de lo que por ahora he visto diría que es la muerte perinatal, es muy difícil poder acompañar en estas situaciones.

P.  ¿Confías en poder trabajar como enfermera especialista cuando termines el EIR?

R. Sí.

P. ¿Se te ha pasado por la cabeza quedarte en Logroño una vez finalices la especialidad?

R. No es mi intención, tengo mi vida en Euskadi. Pero quien sabe…

«El futuro de la enfermería está en la especialización y para ello se deberían de crear más especialidades y reconocer las que ya tenemos»

Cambio de ciudad y adaptación

P. ¿De dónde vienes y cómo te sientes con el cambio de ciudad?

R. Vengo de Getxo (Vizcaya). El cambio no lo he vivido muy intensamente, he veraneado toda la vida en un pueblo aquí y estoy viviendo en mi casa así que en ese sentido no se me ha hecho difícil.

P. ¿Qué estás descubriendo de Logroño y La Rioja?

 R. La cercanía de la gente.

P.  ¿Qué mensaje darías a otras enfermeras que estén pensando en hacer esta especialidad y también a futuros residentes que se estén planteando venir a Logroño a hacer el EIR?

R. Les diría que si de verdad quieren ser matronas, lo luchen. El EIR es un examen muy injusto y abstracto y las cosas a veces no salen a la primera ni a la segunda, pero que eso no significa que no sea el camino correcto. Que el ser matrona es mucho más que acompañar en el parto, que no idealicen la especialidad y que se dejen sorprender.

Y en cuanto a Logroño diría que es una ciudad muy cómoda para vivir, le falta el mar que yo lo echo mucho en falta, pero por lo demás está muy bien, tiene espacios verdes, se llega a todos los sitios andando si te lo propones, el transporte público funciona bien y está muy bien comunicada sobre todo con el Norte (punto a tener en cuenta ya que la autopista es muy cara, jajaja). Es una ciudad joven con muchos planes y está la calle Laurel que es maravillosa para tomarte unos pinchos y un buen vino con los compañeros.

El Colegio de Enfermería de La Rioja no se hace responsable de las opiniones expresadas por las personas entrevistadas.