En Enfermería en Vena hemos querido conocer a las EIR que acaban de comenzar la residencia en el Servicio Riojano de Salud, una etapa formativa de dos años que las convertirá en enfermeras especialistas.

Hoy hemos charlado con Jennifer Gómez, residente de primer año de la especialidad de Salud Mental.

P. ¿Recién graduada o ya cuentas con experiencia profesional?

R. Me gradué en 2024 y, poco después, empecé a trabajar en enfermería comunitaria en Madrid, donde estuve durante 6 meses a la vez que me preparaba el examen EIR. Ha sido una experiencia muy enriquecedora que me ha dado una primera visión del trabajo como enfermera y me ha motivado aún más para formarme como especialista.

P. ¿Qué expectativas tenías sobre los servicios e instalaciones de La Rioja y el Hospital San Pedro? ¿Eran cómo te lo esperabas?

R. Tenía buenas referencias del Hospital San Pedro y del sistema sanitario riojano en general, pero la realidad ha superado mis expectativas. El ambiente es muy acogedor, y tanto las instalaciones como el equipo humano me están ayudando mucho en el proceso de adaptación. Es un entorno muy profesional.

P. ¿Cómo está siendo proceso de adaptación en el SERIS?

R. Está siendo muy positivo. Me estoy sintiendo muy acogida tanto por los compañeros como por los tutores. Además, el tamaño del hospital permite una formación muy cercana y personalizada, y eso facilita mucho el inicio y sobre todo el trabajo.

«Tenía buenas referencias del Hospital San Pedro y del sistema sanitario riojano en general, pero la realidad ha superado mis expectativas»

P. ¿En qué servicio has comenzado la formación?

R. He comenzado en la unidad de hospitalización de agudos, lo que me ha permitido tener un primer contacto muy directo con los pacientes de salud mental y con el equipo multidisciplinar.

P. ¿Y ya sabes por donde vas a rotar?

R. Sí, ya tengo una idea general del plan de rotaciones. Me ilusiona especialmente la parte de hospitalización de agudos, así como poder conocer otros dispositivos como centros de salud o centros de rehabilitación.

P. Salud mental es una de las especialidades EIR más elegida por quienes superan el EIR. En tu caso, ¿por qué decidiste especializarte en salud mental? ¿Lo tuviste claro desde el principio?

R. Desde que comencé la carrera, siempre me llamó la atención la parte más humana de la enfermería, y la salud mental me parecía el área donde ese enfoque se vivía de forma más intensa. Durante mis prácticas en salud mental confirmé que era el ámbito donde quería desarrollarme profesionalmente.

P. La demanda del EIR de Salud Mental ha aumentado notablemente en los últimos años. A qué crees que se debe: a una mayor concienciación social sobre la salud mental, a las salidas profesionales hospitales, centros de día, programas comunitarios, etc.,- al interés personal por el trato más humano y terapéutico…

R. Considero que hay una mayor concienciación social sobre la importancia del bienestar psicológico, y eso se refleja también en el interés de los profesionales. Además, es una especialidad con muchas salidas y que permite un enfoque muy humano, terapéutico y con gran capacidad de impacto.

P. ¿Qué aspectos de esta especialidad te resultan más atractivos o importantes?

R. La posibilidad de establecer vínculos terapéuticos con los pacientes, trabajar en equipo con otros profesionales, y contribuir a su recuperación desde un enfoque integral.

P. ¿Dónde te gustaría trabajar en el futuro? ¿Hospitalización, atención primaria, investigación, docencia??

R. Me gustaría trabajar en hospital. No descarto tampoco implicarme en docencia o investigación más adelante.

«Creo que la unión entre neurociencia y enfermería psiquiátrica abre puertas a un abordaje más completo, donde la comprensión biológica y la atención emocional vayan de la mano».

P. ¿Te planteas seguir formándote o incluso especializarte más adelante en otra área?

R. Sí, sin duda.  Creo que la formación continua es parte esencial de nuestra profesión y una herramienta clave para ofrecer cuidados cada vez más humanos, eficaces y actualizados. Me interesa especialmente seguir profundizando en psicoterapia y en estrategias de intervención en salud mental, porque creo que es un área con mucho recorrido y necesidad de profesionales especializados.

Además, me llama profundamente la atención el campo de la neurociencia. Me parece fascinante cómo el estudio del cerebro y el sistema nervioso puede ayudarnos a comprender mejor los procesos mentales y emocionales, y cómo esta base científica puede enriquecer enormemente nuestra práctica en salud mental. Creo que la unión entre neurociencia y enfermería psiquiátrica abre puertas a un abordaje más completo, donde la comprensión biológica y la atención emocional vayan de la mano.

P. ¿Qué es lo mejor y lo peor de la especialidad?

R. Los mejor es el vínculo que se establece con los pacientes y la posibilidad de acompañarlos en procesos muy significativos. Lo más difícil, a veces, es lidiar con la estigmatización que todavía existe, y con el impacto emocional que puede tener trabajar en este ámbito.

P. Cuando termines la residencia ¿confías en poder trabajar como enfermera especialista?

Sí, confío en que la formación que estoy recibiendo me preparará para poder desempeñar un papel importante como especialista y que, poco a poco, se irá reconociendo cada vez más la figura en todos los dispositivos asistenciales.

«Siempre me llamó la atención la parte más humana de la enfermería, y la salud mental me parecía el área donde ese enfoque se vivía de forma más intensa».

Cambio de localidad y adaptación

P. ¿De dónde vienes?

R. Soy de Calahorra, aunque he estado viviendo en Madrid durante los últimos 5 años, donde estudié la carrera y estuve trabajando tras graduarme.

P. ¿Cómo te sientes con el cambio de ciudad?

R. Aunque no es un cambio radical porque vuelvo a mi tierra, sí ha supuesto una transición desde una gran ciudad como Madrid. Lo estoy viviendo como una etapa muy positiva, más tranquila y cercana a mi familia.

Ya había vivido anteriormente en Logroño, así que volver ha sido, en cierto modo, reencontrarme con una ciudad que siempre me ha gustado. Me sigue pareciendo un lugar muy agradable para vivir: acogedor, tranquilo, con todo lo necesario cerca y un ritmo que permite compaginar perfectamente la vida profesional con el bienestar personal.

P. ¿Qué mensaje darías a otras enfermeras que estén pensando en hacer la especialidad y también a futuros residentes que se estén planteando la opción de venir a Logroño a hacer el EIR?

R. Les animaría sin duda. La residencia es una etapa de mucho crecimiento, tanto profesional como personal, y vivirla en un entorno como Logroño lo hace aún más especial. Aquí van a encontrar un sistema de formación muy bueno y bien estructurado, tutores implicados y un equipo y compañeros muy cercanos que te acompañan desde el primer día. Además, Logroño es una ciudad que ofrece una gran calidad de vida.

P. Supongo que es muy pronto para decirlo, pero ¿se te ha pasado por la cabeza quedarte en Logroño una vez finalices la especialidad?

R. Sí. Volver a mi tierra ha sido una decisión muy meditada, y me encantaría poder desarrollar mi carrera profesional aquí si se dan las oportunidades adecuadas.

El Colegio de Enfermería de La Rioja no se hace responsable de las opiniones expresadas por las personas entrevistadas.