Las enfermeras condenan cualquier tipo de maltrato y discriminación hacia las personas mayores
15 de junio: Día Mundial de la toma de conciencia de abuso y maltrato en la vejez
- Una de cada seis personas mayores de 60 años en el mundo sufre malos tratos y/o discriminación cada año, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
- Desde el Consejo General de Enfermería reclaman estrategias políticas y legislativas para luchar contra una lacra que cada vez es más evidente en un mundo cada vez más envejecido. “No podemos permitir que nadie, por el simple hecho de la edad que tenga, sufra cualquier tipo de discriminación en su entorno familiar, laboral y social”, recuerda Florentino Pérez Raya, presidente del Consejo General de Enfermería.
- Maite Soy, enfermera experta en abuso y maltrato, recuerda que “la vejez no es una etapa aislada del resto, sino articulada con las anteriores con características propias como lo han sido la debilidad en la etapa infantil y el arrojo en la juventud. Cuidar desde la enfermería es garantizar inclusión para todos y con todos, lo que responde al llamado de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS): no dejar a nadie atrás”.
Madrid 13 de junio de 2025.- Una de cada seis personas mayores de 60 años en el mundo sufre malos tratos y/o discriminación cada año, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). El maltrato a una persona de edad consiste en un acto o varios actos repetidos que le causan daño o sufrimiento, o también la no adopción de medidas apropiadas para evitar otros daños, cuando se tiene con dicha persona una relación de confianza. Este tipo de violencia constituye una violación de los derechos humanos y puede manifestarse en forma de maltrato físico, sexual, psicológico o emocional; maltrato por razones económicas o materiales; abandono; desatención; y del menoscabo grave de la dignidad y el respeto.
“Actualmente, vivimos en una sociedad plural, en la que la tolerancia y el respeto deben ser los pilares de la educación. Las enfermeras como profesionales más cercanos al paciente, debemos estar ahí para ayudar y educar en todas las etapas de la vida. Nos encontramos con una situación extremadamente grave a la que hay que poner freno desde la infancia”, asegura Florentino Pérez Raya, presidente del Consejo General de Enfermería. “No podemos permitir que nadie, por el simple hecho de la edad que tenga, sufra cualquier tipo de discriminación en su entorno familiar, laboral y social”, añade.
Y es que la sociedad concibe el envejecimiento como un problema y nos bombardean con discursos negativos sobre la edad, que se acaban normalizando. Las personas mayores terminan por asumirlo como una parte inherente a la vejez. “La ola de edadismo o la Gerontofobia que se está imbricando en la dinámica de muchas familias y comunidades contraviene la evolución natural del ser humano. Mantener esta tendencia, seguirá poniendo en jaque el proceso de envejecer como conquista y eliminará de un plumazo la autenticidad que la persona tenía hasta entonces”, explica Mayte Soy, enfermera experta en abuso y maltrato y profesora del Instituto de Formación Sanitaria ISFOS del Consejo General de Enfermería.
“La enfermería, no sucumbe a tal equivocado paradigma porque la ética profesional pone en valor una atención centrada en la persona y en las necesidades humanas. Enfatizamos que no es la edad en sí misma, lo que determina la necesidad de cuidados, sino el estado de salud y circunstancias. Así mismo que vinculamos el acompañamiento empático en todas las versiones del cuidado. Más aún lo erigimos más prioritario si cabe, en el contexto de la feminización de la vejez, violencia y maltrato, pues añade mayor peso al estigma de la edad. Se requiere erradicar las actitudes edadistas para normalizar las que visibilizan y denuncian. Los enfermeros sabemos que cuando una víctima habla de abuso, está dando un paso al frente. Igualmente, que las iniciativas de tolerancia Zero frente al abuso en la vejez promueven un avance firme y solidario para eliminar la violencia en todas sus formas”, prosigue Soy.
Edadismo
Este maltrato o discriminación al mayor es lo que se denomina también edadismo, un término acuñado en 1969 por el gerontólogo estadounidense Robert Butler que hace referencia también a las consecuencias que esta discriminación por edad acarrea en el bienestar y la salud de las personas, una triste realidad que los profesionales de enfermería quieren ayudar a cambiar.
Desde el Consejo General de Enfermería reclaman estrategias políticas y legislativas para luchar contra una lacra que cada vez es más evidente en un mundo más envejecido en el que la esperanza de vida ha crecido en los últimos años y las enfermedades crónicas suponen un alto porcentaje de la atención sanitaria.
Si bien la longevidad no exime el riesgo de sumar patologías y discapacidades, la vejez no es una enfermedad. Dicho lo cual, “no debemos desesperar las estrategias que frenan el avance de la cronicidad y tampoco pausar las que fomentan calidad de vida. La hoja de ruta del autocuidado y empoderamiento se entrelaza con el envejecimiento activo- Este camino favorece una vejez más saludable, autónoma y plena. Los enfermeros priorizamos el bienestar de la persona en toda la acepción del término y desde tal panorámica respetamos el proceso de envejecer de cada cual. Cuidar desde la enfermería es garantizar inclusión para todos y con todos, lo que responde al llamado de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS): no dejar a nadie atrás”, argumenta Mayte Soy.
Tendencia a infantilizar
En un mundo cada vez más envejecido, en el que la esperanza de vida ha crecido en los últimos años y las enfermedades crónicas suponen un alto porcentaje de la atención sanitaria, las enfermeras deben cobrar protagonismo a la hora de educar y concienciar para prevenir el edadismo entre los más jóvenes, pero también entre los adultos, Y es que, muchas veces sin darnos cuenta se les infantiliza, no se les escucha o se les trata como si no fuesen autosuficientes.
La enfermera Mayte Soy recuerda que “la vejez no es una etapa aislada del resto, sino articulada con las anteriores con características propias como lo han sido la debilidad en la etapa infantil y el arrojo en la juventud. A la trazabilidad de que la vejez no ‘aparece de pronto’, debemos prepararnos para envejecer abriendo nuestra mente y no anticipando reproches altruistas. Si la proyectamos positivamente en nuestras vidas, puede ser una etapa significativa en nuestra biografía y llena de oportunidades para seguir creciendo como personas. Y, los enfermeros somos los mejores aliados del anciano para que no sea tratado con condescendencia, sino con el respeto y dignidad que merece por su trayectoria de vida”.